Especialistas de la ULPGC colaboran en Londres en la necropsia de la ballena muerta en el Támesis

23 Ene 2006

23/01/06

Dos especialistas de la Unidad de Investigación de Cetáceos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han viajado a Londres para colaborar en la necropsia del zifio que murió el domingo en el río Támesis. Los investigadores Antonio Fernández Rodríguez, Catedrático de Anatomía Patológica y Vicerrector de Investigación y Desarrollo de la ULPGC, y Manuel Arbelo han sido solicitados por el responsable del operativo en Londres, Paul Gibson, dada la experiencia de la ULPGC en necropsias a cetáceos. En especial, los científicos ingleses están interesados en que los investigadores canarios se centren en el sistema nervioso del animal, ya que la Unidad de Investigación de Cetáceos ha realizado numerosos avances en ese campo los últimos años. De hecho, esta Unidad de la ULPGC ha sido reclamada anteriormente para trabajos especializados en relación con zifios en Taiwan, así como en informes que evalúan las consecuencias de maniobras militares sobre estos militares sobre estos animales, tanto españolas como de la OTAN.

La ballena es de la especie denominada calderón boreal (de nombre científico Hyperoodon ampullaturs), mide cinco metros y tiene siete toneladas de peso. Su hábitat natural es el Océano Ártico y el norte del Atlántico. Los expertos no saben la causa por la que el cetáceo llegó hasta Londres, nadando por el Támesis. Se cree que formaba parte de un grupo de ballenas que apareció en el estuario del río londinense a principios de semana, y que por alguna razón desconocida, se extravió. En este sentido, los científicos británicos esperan que el equipo canario pueda aportar algún dato, ya que en experiencias anteriores han estudiado las causas de los varamientos de zifios y otros cetáceos de profundidad.

Para la Unidad de Investigación de Cetáceos de la ULPGC se trata de la primera necropsia realizada a esta especie de ballena, lo que sería una oportunidad única para comparar estos nuevos datos con los de otras especies. Además, los científicos no descartan que algunos restos del cetáceo se puedan trasladar a la isla.