El diario El País recoge la historia del saharaui Tateh Lehbib, titulado por la ULPGC, que quiere convertir el desierto en habitable

23 Abr 2020

El diario El Pais en su sección Vidas Nuevas, publica un reportaje titulado ‘Un ingeniero con un gran plan sobre su pueblo’, sobre la trayectoria de Tateh Lehbib, un saharaui que abandonó Tinduf a los 11 años y que ahora, con 31 años y formación de ingeniero, vuelve a su país con el deseo de convertirlo en un lugar habitable

Tateh Lehbib Braica estudió energías renovables en la Universidad de Argel y posteriormente cursó un Máster en Eficiencia Energética en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria gracias a una beca Erasmus Mundus de la Unión Europea.

En el reportaje, Tateh explica consiguió una beca Erasmus Mundus de la Unión Europea y fue admitido en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 2013. Se trasladó a estudiar con su hermano mayor. “Sin poder elegir, a mi hermano le ubicaron en un máster de Turismo y a mí, de Economía”, narra. “¡Pero si no hay visitantes ni bancos en los campamentos! Convencimos a los coordinadores y nos cambiaron de especialidad.

A Tateh le ubicaron en un Máster de Eficiencia Energética y a su hermano, de Traducción e Interpretación. Lo desarrollado de forma teórica en el proyecto fin de máster, que versaba sobre construcciones eficientes en zonas desérticas, lo puso en práctica con el diseño de una casa de botellas de plástico. “Quería haberme quedado para estudiar el doctorado, pero las inundaciones habían arrasado los campamentos y volví para ayudar y estar con mi familia”.

En 2017, con 55.000 euros, en una iniciativa financiada por Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, construyó 25 viviendas con botellas de plástico y arena. Las viviendas cuentan con varias características que las hacen más eficientes en el durísimo ecosistema de la hamada argelina, el llamado desierto de los desiertos. Los muros son de botellas de plástico rellenas de arena, cemento y una mezcla interior de tierra y paja que sirve de aislante térmico. Son muy resistentes en comparación con el tradicional adobe que se deshace con las lluvias que asuelan la región cada cierto tiempo. Hace menos calor en el interior que en una vivienda de cemento y aguantan las tormentas de arena.

"Nací en una casa de adobe con un tejado de chapas de zinc, uno de los mejores conductores de calor. Yo y mi familia hemos sufrido las altas temperaturas, la lluvia y las tormentas de arena que, a veces, se llevaban el techo. Cuando volví a los campamentos decidí construir una vivienda más digna y también más cómoda para mi abuela", explicó entonces Tateh, al que algunos llaman “el loco de las botellas”. En un inicio, la propuesta no convencía mucho a sus vecinos, pero tras terminar la casa de su abuela llegó el reconocimiento: "Se acercaban a verla y les gustaba mucho”.

Con 5.000 envases de litro y medio construyó para su abuela esa vivienda sostenible e inusual en el desierto, la obra que le da reconocimiento internacional y el germen del centro de investigación y de divulgación e interpretación de la vida en el desierto llamado Sand Ship. “Estoy construyendo un centro de investigación con materiales locales para enseñar a los refugiados las ventajas de la arquitectura sostenible. Va a ser un lugar abierto a la gente en el que compartir mi conocimiento, reunirme con expertos y vecinos y recuperar la manera que tenían de vivir nuestros antepasados”.

“Cuando organizo una charla sobre sostenibilidad o arquitectura la gente viene con la bandera del Sahara Occidental. Los entiendo, piensan que es un acto político y quieren reivindicar la libertad de su pueblo. Han pasado 45 años desde que dejaron su tierra. Yo también quiero regresar. Pero, mientras, les quiero mostrar que se puede vivir mejor con los recursos locales, sin trasgredir la cultura y la tradición saharaui, sin olvidar que vivimos en el desierto”.

El reportaje de El País indica que Tateh pide mucho, se exige mucho. No descansa en su formación continua. Su siguiente plan es doctorarse en diseño y arquitectura sostenible para climas desérticos. Más en el futuro, dar charlas en Harvard. Acto seguido se corrige a sí mismo. “Dar clases”.

“Voy a crear una web para el proyecto Sand Ship o El Barco de la Arena. Suena bien, ¿no? Sé mucho del clima desértico pero quiero convertirme en un gran experto y dar clases de termodinámica en una buena universidad”.