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Un estudio de ECOAQUA descubre cómo la singularidad insular define la fauna asociada a los corales negros
La investigación, publicada en la prestigiosa revista científica Coral Reefs, demuestra que los bosques de coral negro del archipiélago canario albergan comunidades de fauna únicas en cada isla
Un estudio del Grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto Universitario ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), publicado recientemente en la prestigiosa revista científica Coral Reefs, ha demostrado que los bosques de coral negro del archipiélago canario albergan comunidades de fauna únicas en cada isla. De esta forma, esta investigación confirma que varias especies asociadas a estos hábitats marinos presentan cambios en su forma y en su dieta en función del entorno insular en el que se desarrollan y de los recursos locales, revelando un patrón adaptativo.
Este avance científico en la comprensión de la biodiversidad asociada a estos ecosistemas marinos ha sido posible gracias a la investigación de las estudiantes de doctorado de la ULPGC, Sandra Navarro Mayoral y Sonia Díaz Vergara, centrada en el proyecto DEEP LIFE sobre el estudio de los bosques de coral negro de Canarias dirigido por el profesor de la ULPGC, Francisco Otero Ferrer, investigador del grupo BIOCON de ECOAQUA.
El equipo científico analizó la fauna asociada a los bosques de corales negros en tres islas: Lanzarote, Gran Canaria y El Hierro, dando como resultado la primera descripción a nivel global de la distribución de fauna asociada a corales negros a lo largo de un gradiente longitudinal.
Los resultados revelaron la presencia de una rica comunidad de fauna dominada en un 92% por anfípodos, es decir, pequeños crustáceos que conviven sobre los corales. No es la primera vez que este grupo de investigadores de la ULPGC destaca el valor ecológico de estas asociaciones. Hace apenas un año describieron un género único de anfípodos en los bosques de coral negro de Lanzarote.
La investigación se realizó a 65 metros de profundidad, empleando técnicas no invasivas que permitieron recolectar la fauna asociada a los corales sin dañarlos.
En el laboratorio, las investigadoras Sonia Díaz y Sandra Navarro midieron el tamaño corporal y de los gnatópodos (pinzas de los anfípodos utilizadas para alimentarse o reproducirse), además de analizar su dieta a partir del contenido estomacal.
Misma especie, distintos tamaños o dietas
Los datos obtenidos mostraron diferencias según la isla: la misma especie podía presentar tamaños corporales distintos y dietas contrastantes. Por ejemplo, mientras en Lanzarote una especie mostraba una alimentación principalmente carnívora y un pequeño tamaño, en El Hierro la misma especie tenía un mayor tamaño y combinaba hábitos carnívoros y herbívoros.
Según las investigadoras, “los anfípodos son organismos con poca capacidad natatoria, por lo que las poblaciones suelen permanecer en el lugar donde nacen. Son unos organismos excelentes para entender las adaptaciones locales y los impactos en el ecosistema”.
El profesor de la ULPGC, Francisco Otero-Ferrer, señala que “nuestros resultados muestran cómo las especies asociadas a los corales negros se adaptan a las condiciones propias de cada isla. En Canarias existe un gradiente de temperatura y nutrientes de este a oeste que marca directamente la vida en estos ecosistemas. En el Hierro, por ejemplo, las aguas son más cálidas y pobres en nutrientes. Eso permite que la luz llegue a mayor profundidad y favorezca la presencia de algas que conviven con los bosques de coral negro a unos 65 metros de profundidad”.
En cambio, en Lanzarote, continúa el investigador, “las aguas son más frías y ricas en nutrientes debido al afloramiento canario. Allí la luz penetra menos y la mayoría de las algas no encuentran las condiciones adecuadas para vivir, dejando los bosques dominados por organismos no fotosintéticos como esponjas y ascidias. Estas diferencias en el entorno también influyen en la fauna que habita estos bosques submarinos. En Lanzarote, su dieta es principalmente carnívora, mientras que en El Hierro es mucho más variada”, concluyó.
Más allá de su relevancia local, este hallazgo pone de relieve la importancia de entender cómo funcionan los ecosistemas marinos a escala global. “Lo que aprendemos en Canarias nos ayuda a comprender y proteger mejor los océanos en todo el mundo”, destaca Otero-Ferrer.
terráneo generando conocimiento clave para su reconocimiento y conservación.