La ULPGC participa en una investigación publicada en Science que reconstruye la historia genómica de la península Ibérica

La ULPGC participa en el estudio internacional, coliderado por el Instituto de Biología Evolutiva y la Universidad de Harvard, que abarca los últimos 8.000 años de historia de la península.

Los resultados, publicados en ‘Science’, muestran una  invasión de descendientes esteparios que reemplazó a casi todos los hombres hace 4.000 años.

La aportación de la ULPGC se basa en la parte arqueológica, realizada por el investigador Francisco Javier Velasco, del Departamento de Ciencias Históricas.

 

Un estudio internacional coliderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha elaborado un mapa genético de la Península Ibérica que abarca los últimos 8.000 años. El estudio, publicado en la revista Science, ha analizado los genomas de 271 habitantes de la Península de diferentes épocas históricas y los ha contrastado con los datos recogidos en estudios previos de otros 1.107 individuos antiguos y de 2.862 modernos. Los resultados muestran una imagen inédita de la transformación de la población ibérica a lo largo de las diferentes etapas históricas y prehistóricas.

En este estudio participa la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, de la mano del investigador Francisco Javier Velasco Vázquez, del Departamento de Ciencias Históricas, que ha participado en el análisis arqueológico.

Reemplazo de población masculina

La llegada de grupos descendientes de pastores de las estepas de Europa del Este hace entre 4.000 y 4.500 años supuso el reemplazo de aproximadamente el 40% de la población local y de casi el 100% de los hombres. “Los resultados genéticos son muy claros en este aspecto. De forma progresiva durante una etapa que pudo durar unos 400 años, los linajes del cromosoma Y presentes hasta entonces en la Iberia de la Edad del Cobre fueron casi totalmente sustituidos por un linaje, el R1b-M269, de ascendencia esteparia”, explica el investigador Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra).

"Si bien este fue claramente un proceso dramático, los datos genéticos por sí solos no nos pueden decir qué lo impulsó", dice David Reich, investigador principal en la escuela de medicina de Harvard y co-responsable del estudio. 

"Sería un error afirmar que la población local fue desplazada, puesto que no hay evidencia de violencia generalizada en ese periodo", añade Íñigo Olalde, investigador de la Universidad de Harvard.

Una explicación alternativa sería que las mujeres ibéricas locales prefirieran a los recién llegados de Europa central en un contexto de "fuerte estratificación social", comenta Lalueza-Fox.

 

El equipo de investigación destaca que los datos genéticos por sí solos no revelarán toda la historia. "Las evidencias de otros campos, como la arqueología y la antropología, deben de ser conjugados con estos resultados para comprender mejor qué impulsó este patrón genético", sentencia Reich.

 

Como ejemplo de este fenómeno de reemplazo, el estudio documenta una tumba encontrada en un yacimiento de la Edad del Bronce (posterior a la edad del Cobre) en la localidad de Castillejo del Bonete (Ciudad Real). De los dos individuos hallados en el enterramiento, el hombre presenta ascendencia de la estepa mientras que la mujer es genéticamente similar a los ibéricos anteriores a la Edad del Cobre.  

Contactos africanos

La distribución de la corriente genética desde África hacia la Península es mucho más antigua de lo documentado hasta el momento. El estudio confirma la presencia en el centro de la península Ibérica, en el yacimiento de Camino de las Yeseras (Madrid), de un individuo procedente del norte de África que vivió hace unos 4.000 años, así como de un nieto de emigrante africano en un yacimiento gaditano de la misma época. Ambos individuos portaban considerables proporciones de ancestralidad subsahariana. Sin embargo, se trata de contactos esporádicos que dejaron poca huella genética en las poblaciones ibéricas de la Edad del Cobre y del Bronce.

Además, los resultados indican que hubo flujo génico norteafricano en el sureste de la Península en época púnica y romana, mucho antes de la llegada de los musulmanes a la Península en el siglo VIII.

 

El análisis del mapa genético muestra profundas modificaciones de población en la península Ibérica en períodos históricos más recientes. “Documentamos por primera vez el impacto genético de los mayores acontecimientos de la historia de la península. Los resultados muestran que para cuando comenzó la Edad Media al menos un cuarto de la ancestralidad ibérica había sido reemplazada por nuevos flujos de población provenientes del Mediterráneo oriental (romanos, griegos y fenicios), lo que revela que las migraciones durante este periodo seguían teniendo una gran fuerza en la formación de la población mediterránea”, explica Íñigo Olalde.

Este estudio, junto con otro publicado el mismo día en Current Biology, identifica por primera vez la presencia de una estructura genética espacial y temporal entre los cazadores recolectores de la península Ibérica durante el Mesolítico (hace aproximadamente 8000 años). En el noroeste, los cazadores mesolíticos que vivieron pocos siglos antes de la llegada de los primeros agricultores muestran una afinidad genética con los cazadores recolectores centro europeos. Esa ancestralidad no estaba presente en los anteriores cazadores recolectores de esa misma región ni en los cazadores recolectores contemporáneos del sureste de Iberia a finales del Mesolítico.

 

La investigación ha sido financiada por la Caixa, FEDER-MINECO (BFU2015-64699-1118P), el National Institutes of Health (grant GM100233), la Paul G. Allen Family Foundation y el Howard Hughes Medical Institute, entre otros.