
20:44
Una investigadora de la ULPGC detalla en The Conversation el “papel clave” del zooplancton para la salud de los océanos
La investigadora del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del instituto universitario ECOAQUA, perteneciente a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Inma Herrera, ha destacado el “papel clave” que la comunidad del zooplancton desempeña “en la salud de los océanos y del planeta” en un artículo divulgativo que, bajo el título ‘Los pequeños organismos errantes que sustentan la vida en el océano’, ha sido publicado recientemente en la revista de divulgación científica The Conversation.
En este artículo, la también doctora en Ciencias del Mar por la ULPGC, especializada en el estudio de la ecología, fisiología y bioquímica del zooplancton, e Investigadora Postdoctoral Competitiva, señala la “vital importancia en las cadenas alimentarias marinas” del zooplancton.
En sus palabras, “el zooplancton es un conjunto de organismos diminutos que flotan en el agua, dejándose llevar por las corrientes. La palabra ‘plancton’, indica “proviene del griego planktos, que significa errante, y eso define perfectamente su estilo de vida”.
Dentro de este grupo, asegura Herrera, se encuentran desde larvas de peces y cangrejos hasta seres microscópicos como los copépodos, “unos diminutos crustáceos que parecen pequeños camarones, pero son invisibles a simple vista”. Curiosamente, uno de ellos “se ha hecho famoso” como ‘Sheldon J. Plankton’ en la célebre serie animada ‘Bob Esponja’.
Según la investigadora, algunos organismos de la comunidad el zooplancton “pasan toda su vida en forma planctónica (holoplancton)”, mientras que otros organismos, como las larvas de cangrejos o pulpos, “solo son planctónicos durante sus primeras etapas de vida (meroplancton)”.
La importancia del zooplancton en los océanos es totalmente crucial, ya que, dice Herrera, “es una parte fundamental de las redes tróficas marinas”. Estos seres diminutos “sostienen todos los componentes de los ecosistemas marinos, incluyendo corales, peces y mamíferos marinos, ya que su producción de biomasa inicial alimenta a una gran variedad de organismos. Esto garantiza la estabilidad de las pesquerías y la acuicultura, esenciales para la economía y la seguridad alimentaria global”.
El zooplancton contribuye “significativamente a la regulación climática mediante el secuestro de carbono”. La investigadora apunta que “parte de la biomasa del plancton se hunde y se almacena en sedimentos del fondo marino, lo que ayuda a capturar carbono a largo plazo y mitiga los impactos climáticos.
Por otra parte, Herrera revela que “las poblaciones de zooplancton responden rápidamente a los cambios en su entorno, lo que las convierte en indicadores tempranos eficaces para detectar alteraciones en las condiciones del océano, como cambios en la calidad del agua debido a la contaminación o la eutrofización. Estos datos también son clave para reconstruir patrones históricos y prever futuros cambios ambientales”.
A juicio de Inma Herrera, “el océano no es un lugar estático. Sus ecosistemas están en constante cambio, y los eventos naturales, como las erupciones volcánicas, pueden alterarlo profundamente”.
La erupción submarina del volcán Tagoro, cerca de El Hierro, en 2011, transformó el ecosistema marino, con un impacto significativo en el zooplancton. En el caso de la erupción del volcán Tajogaite en La Palma, acontecida en el año 2021, esgrime la investigadora en el mentado artículo “presentó un escenario único para estudiar cómo las comunidades marinas reaccionan a fenómenos extremos.
En Canarias, eventos como las erupciones volcánicas de El Hierro y La Palma “nos han recordado que los océanos están vivos y en constante transformación, y que el zooplancton, aunque pequeño, reacciona a los cambios extremos y tiene un papel gigantesco en este delicado equilibrio”.
Estos casos subrayan el papel del zooplancton como “indicador clave de los cambios en la dinámica del carbono en ecosistemas sometidos a disturbios extremos, como las erupciones volcánicas”, permitiendo, incluso, anticipar respuestas frente al cambio climático y eventos naturales”.
“Hoy más que nunca, necesitamos entender y proteger al zooplancton. El cambio climático está calentando los océanos, alterando las corrientes marinas y haciendo que las aguas sean más ácidas. Todo esto afecta directamente a estos diminutos organismos y, en consecuencia, a todo el ecosistema marino”, asevera Herrera.
Por tanto, concluye la investigadora, “el zooplancton puede parecer insignificante por su tamaño, pero es el cimiento sobre el que descansa la vida en el mar: desde alimentar a peces y ballenas hasta regular el clima global, su importancia no puede subestimarse”.
Por todo ello, Inma Herrera recomienda en este artículo que “la próxima vez que mires al mar, recuerda que debajo de esas aguas azules, millones de diminutos seres están trabajando silenciosamente para mantener el planeta en equilibrio. Cuidarlos es cuidarnos a todos”.