El profesor Ángel Ramos Macías se adentra en el mundo de la sordera en una conferencia en el Museo Elder

27 Sep 2010
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27/09/2010

El profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Ángel Ramos Macías, Jefe de Servicio de Otorrinolaringología del complejo Hospitalario Universitario Insular y Materno-Infatil de Gran Canaria, presidente de la Comisión Nacional de Otología y presidente de la Academia Europea de Otología y Otoneurología, ofreció el pasado viernes 24 de septiembre, una conferencia en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria, bajo el título Rompiendo la barrera del silencio.

El acto contó con la presencia de la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Mercedes Roldós, y del Rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Regidor.

Ángel Ramos Macías aseguró que “en la actualidad 3 de cada mil recién nacidos, sufren una sordera total en el momento del nacimiento. Esta sordera, en la mayor parte de los casos, impedirá el desarrollo del lenguaje, produciendo una importante minusvalía. Durante siglos el ser humano, separó al paciente sordo de la sociedad, y es solo hacia el siglo XVI, cuando se comienza de forma tímida a desarrollar sistemas de comunicación, y educativos, basados en lenguajes signados, con la persona sorda. Esta revolución educativa consiguió rescatar a muchas mentes, que de otra forma hubiesen quedado en la oscuridad de los tiempos”.

El experto matizó que “nadie pensó que se pudiese estimular el nervio de la audición ‘muerto’ o sin función, pero en la década de 1950 accidentalmente, como muchas otras veces en la medicina, en París un otorrinolaringólogo en colaboración con un físico consiguió estimular a un paciente sordo desde hacía años por una infección crónica del oído. Esto abrió las puertas a la esperanza de poder estimular de forma activa el propio oído. Pero al principio esta estimulación no aportaba información sonora, solo se conseguía una sensación breve, y muy corta. Entonces”, continuó, “hicieron falta dos cosas; una primera, desarrollar estrategias de estimulación que permitiera al paciente sordo reconocer el lenguaje y comenzar la comunicación lo cual se consigue por primera ve a final de los años 90, y segundo, desarrollar un sistema para insertar el estimulador dentro del oído y en contacto con el nervio, siendo un desafío, ya que por primera vez se intentó regenerar un nervio dañado mediante un complejo proceso quirúrgico”.

Según matizó el especialista, “nosotros nos incorporamos muy al principio, en 1992, en este trabajo y desde hace 20 años ha sido una de las áreas de investigación y asistencial de excelencia”.