La ULPGC participa en un estudio internacional que diagnostica por primera vez una enfermedad en tortugas marinas

12 Nov 2014

*El síndrome descompresivo o “enfermedad del buceador”: una nueva amenaza para las tortugas marinas

Imagen de una tortuga boba, sin relación con la investigación

12/11/2014

Un grupo de científicos ha diagnosticado por vez primera la enfermedad descompresiva o enfermedad del buceador en tortugas marinas. Este grupo de investigadores internacionales fue liderado por Daniel García, Director del Servicio Veterinario del Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Valencia). Otros científicos colaboradores fueron el Catedrático Antonio Fernández y su equipo del Instituto Universitario de Sanidad Animal (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), el Dr. Michael Moore del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Estados Unidos y el Dr. Paul Jepson del Instituto Zoológico de la Sociedad Zoológica de Londres, Reino Unido.

El trabajo científico ha sido publicado en la Revista Diseases of Aquatic Organisms(1) y recibió el Primer Premio a la Conservación en el Congreso Mundial de Biología y Conservación de Tortugas Marinas que tuvo lugar en abril de este año en Nueva Orleans (Luisiana, Estados Unidos).

Esta es la primera vez que se diagnostica la enfermedad descompresiva en un vertebrado marino que respire aire: la tortuga boba. Dos tortugas marinas con enfermedad descompresiva han sido ya tratadas en el Oceanogràfic de Valencia con protocolos humanos hiperbáricos. Las tortugas respondieron positivamente al tratamiento recuperándose, por lo que fueron posteriormente reintroducidas en el mar Mediterráneo.

Estas tortugas fueron atrapadas en artes de pesca y traídas a tierra para su estudio gracias a la colaboración con los pescadores de la región. Este descubrimiento médico tiene implicaciones directas para la conservación de las tortugas poniendo de manifiesto que el impacto de las pesquerías sobre las poblaciones de tortugas podría ser sensiblemente mayor al estimado hasta ahora. Muchas de las tortugas recuperadas vivas del aparejo de pesca podrían morir posteriormente como consecuencia de la formación de burbujas en sangre al salir a superficie. A diferencia de la actual recomendación que prevalece a nivel internacional de liberar las tortugas vivas capturadas accidentalmente directamente al mar tan pronto sea posible, el presente trabajo establece las pautas que permiten la realización de un diagnostico correcto así como la aplicación del tratamiento adecuado para proceder a su posterior liberación de vuelta al mar con las máximas garantías de supervivencia.

Debido a la trascendencia del hallazgo, todo el grupo investigador se muestra muy satisfecho, no sólo de poder recuperar a los animales heridos o enfermos y devolverlos de nuevo al mar, sino por la convicción de que el presente descubrimiento podrá ser aplicable a gran escala por todo el mundo, contribuyendo a la conservación de estos increíbles animales en clara regresión poblacional dentro del Mediterráneo, y con 6 de las 7 especies conocidas de tortugas marinas en peligro de extinción a nivel mundial.